jueves, 30 de diciembre de 2010

El significado de soñar


Tener la capacidad de comprender lo que soñamos nos otorga un poder. Es una gran capacidad que nos ayuda a conocer a nosotros mismos, nos abre los caminos y oportunidades de la vida, nos ayuda a aclarar nuestros conflictos y hasta en algunos casos augurar lo que puede suceder. Los sueños son manifestaciones de nuestra mente conciente, de lo que vivimos día a día, de lo que vemos, escuchamos, sentimos, encluso de lo que no recordamos. Y también son manifestaciones de nuestro inconciente, deseos que nunca hemos sabido que tenemos, miedos, luchas. El soñar es un alivio de la mente para satisfacer cosas que deseamos y para darnos señales de cómo resolver problemas que nos afecten. La mayoría de los sueños funcionan en esta lógica.

Fue Sigmund Freud quien descubrió la importancia que tienen los sueños para conocer la personalidad de los seres humanos. Una novedad que originó un escándalo en la Viena del siglo pasado, aunque ya se habían escuchado teorías muy audaces.

Pensemos que la Medicina clásica consideraba que los sueños eran la consecuencia de un malestar físico y, en el mejor de los casos, la evidencia de un caos mental imposible de descifrar.

Siempre se había tachado de charlatanes a todos aquellos que pretendieron hablar de la "lógica de los sueños". La novelística romántica venía utilizando el recurso de los suenos como un elemento pasional o de adivinación por lo que se consideraba esto como una fantasía literaria que jamás podría tener una validez científica.

Freud llegó más lejos al ordenar los sueños en una especie de Catálogo de Símbolos, para demostrar que todas las emociones y pasiones reprimidas aparecen inevitablemente en la mente de los seres humanos cuando se metan en la cama y cierran los ojos. A partir de este momento crucial se origina un universo onírico que da vida al inconsciente. Esta fue la base del psicoanálisis, que se cuidaron de ampliar Carl Jumg, Adler, Karen Horney y Newman.

Suponemos que un glosario sencillo de las formas más comunes de los sueños, con su correspondiente significado, partiendo de un concepto general del psicoanálisis, puede beneficiar a quien lo utilice. Pero sólo se ha de tomar como una referencia, obsesivos, convendría recurrir a un médico de la mente.

No hace falta llegar a la locura para pedir consejo a un psiquiatra o a un psicoanalista. Esta costumbre que parece tan generalizada entre los norteamericanos, como podemos ver en el cine, supone un alto nivel cualitativo propio de las modernas civilizaciones. Las dudas psíquicas conviene dialogar con el científico que sabe escuchar y encontrar soluciones; aislarse en una soledad tozuda supone todo un error.

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